En mi casa siempre hemos tenido mascotas. Desde las típicas cobayas y canarios hasta animales de compañía más insólitos como un caracol, un ratón canguro del desierto, o un pato. El preferido, sin duda, fue mi primer gato. Lío era un enorme gatazo naranja que llegó a casa cuando yo tenía diez años y me acompañó hasta que tuve 26 años. Dieciséis años de amor gatuno incondicional. No entiendo a la gente que no le gustan los animales. Los respeto, pero no los entiendo. O esa gente que dice que no quiere tener un perro o un gato porque les daría mucha pena cuando se murieran. Pues claro que da pena. A los animales se les quiere como un miembro más de la familia. Yo siempre me voy a acordar de Lío, pero hay que entender que su vida es más corta que la nuestra, que hay que disfrutar el...
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